La valentía me duró dos días, la cordura un poco más. De nada sirve.
Vuelvo a abrazar el vacío que dejó.








Lucho por mantenerme ocupada para no pensar, para acabar cansada y poder dormir. Aún así las ojeras tiñen mis ojos. Muchas ocupaciones, distracciones, actividades... desgastan mis horas y no llaman al sueño al acabar el día. Me esfuerzo por concentrarme en lo que hago, pero aún así mis pensamientos viajan hacia recuerdos que sólo me hacen sufrir. También lucho por no tener ilusiones porque todavía todas te incluyen a ti. 



