No creo que nadie me quiera cómo una vez creí que me quisieron. Ha quedado en el olvido esa persona que una vez fui, que pensaba que necesitaba que la quisieran, dejando paso a otra versión de mi misma (muchas veces irreconocible ante mis propios ojos) que piensa que la única persona que necesito que me quiera soy yo.
Estoy segura de que nadie me valorará tanto cómo yo me valoro ahora a mi misma y, he de suponer que, debo dar las gracias al dolor que ha modelado mi alma en piedra caliza.
Valora cada molécula, rareza y expresión que te haga ser lo que eres porque nadie te valorará más de lo que te valoras a ti mismo.
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