jueves, 9 de febrero de 2012

¿Es qué no me entiendes?


Si, lo admito, esto es una exageración. El echo es que no quiero sentirme así, y con tan sólo unas palabras y tan poco tiempo se ha conseguido liar mi mente para pensar nada. Esto es lo raro, ¿cómo me puedo liar si mi mente no piensa en nada? Es por el simple echo de que al no llegar al grado de enfado estimado, se queda en pensamientos nulos, lo cual hace que esto sean delirios que hacen repetir una y otra vez cada una de las palabras y las analiza de formas tan adorables, mezquinas, trabante, amorosas o cualquier otra forma contradictoria... que, al final, todo acaba siendo un potaje mental.
Si, lo admito, estoy delirando. Ni yo misma sé a donde quería llegar con esto. 
En una escala del uno al diez, al final todo queda en un grado de embajonamiento de un 8 y indignación 6. ¿Razones? Todavía las estoy asimilando, por ahora, razones = deliraciones.
En fin, que me he vuelto a perder.
Besitos,
Diana
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