¡No quiero decaer, no a estas alturas! Pero muchos momentos pasados, insignificantes y no tan insignificantes, se mezclan en mi mente y vienen como flashes a mi mente... gritandome que coja la aguja y susurrando como consuelo que por unos rajuñazos no pasa nada. Quiero, pero no debo ni pensarlo ¿qué tendrá más peso... el querer o el deber?
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