Siento como el estrés se esfuerza en apretar bien fuerte cada una de mis células, provocando este dolor de cabeza que se empeña en no dejarme. Para rematar lo poco que me queda de autoestima, el Señor Estrés a llamado a Mis Recuerdos para que me torturen, el cual, a la misma vez a llamado a Las Ganas de Sangre. Pero como les parecía poco hacer una fiesta en mi cuerpo con el estrés, los recuerdos y las ganas de sangre... se han comunicado con algunos Problemas y Paranoias que ahora mismo hacen que las lágrimas amenacen con caer.
Y... ¿ahora que? Pues, simplemente, mi cuerpo se ha autoprotejido como es su costumbre. Actualmente esta fuera de servicio, lo cual me hace ser fria, cortante, seca y callada... Ahora doy gracias por tener a personas que de vez en cuando siempre me sacan una sonrisa, al menos así puedo recordar lo que es sentir algo que no sea dolor.
Ya no se... lo que es realidad o no.
Por favor, Recuerdos no me tortureis.
Sangre, no.