El hombre de nuestros sueños no es un deportista famoso ni un príncipe más o menos azul. No queremos alguien que nos rescate de la celda de la torre de un castillo, ni que nos cubra de flores y de besos, ni que nos escuche embelesado y luega diga que nos comprende, aunque sea mentira. Ni hablar. Yo creo que todas buscamos a alguien que nos haga reír. Para todo lo demás, ya puso a la mujer.
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