"Vuelve ese vacío latente en el pecho que impide a mi cuerpo
respirar. Me obliga a pensar que no hay espacio suficiente en mis pulmones, que
mi pecho no soportará el dolor, que rascar la superficie de mi piel le dará más
espacio…
No hay escapatoria. El dolor abrasa tu cuerpo desde el
estómago hasta la garganta robándote el aliento. E, incluso, cuando consigues
respirar con normalidad este dolor sigue ahí para recordarte que no estás a
salvo… que no puedes huir.
En ocasiones te recuerda que estas viva, en otros que no te
gustaría sentir. Te sientes cansada de luchar por cada bocanada de aire, cada
cual más costosa a cada minuto. La falta de aliento, los miembros dormidos, el
temblor, las lágrimas,… todo te obliga a sentir algo pero cuando se van te
enfrentas al vacío doloroso que abrasa tu pecho. "