Es tanto lo que se aprende de una forma imperceptible, que llega un momento en el que dejas de pensar que la gente va a actuar como tú lo harías. Pasa de ser un hecho inexplicable a, simplemente, la vida. Ya me lo decía mi padre cuando apenas media un palmo: "Piensa mal y acertarás".
Y pese a ello, mi camino de aprendizaje todavía es largo, nunca se acaba tal viaje, y sigo viendo esa realidad como algo cruel. Ser desconfiado, hasta cierto punto, te protege pero ¿vale la pena el precio? ¿Vale la pena verte convertido en otro tipo de persona? Intenté hallar la respuesta correcta y, si es que la hay, yo no la he hallado.
No sé qué es lo que nos hace cambiar (madurez, aprendizaje, cansancio, autoestima) pero es innegable que cuando te das cuenta ya eres otra persona. Mismo rostro, misma voz, mismos principios,... pero ya no ese recuerdo de quién eras.
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