Pero como duele...
tener que enfrentarte a ello todos los días. Aguantar el dolor, y afrontar que sus mentiras lleguen a tus oídos de esa manera tal cruel. Y llorar... sin que parezca haber fin entre el dolor y el llanto. Cayendo las lágrimas,una tras otra, acompañadas de la agonía que sueltan mis gritos.
Diana
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